20 febrero 2013

Rascacielos

Manrique abre el espectáculo de su ventana: frente a un edificio igual al suyo observa un fisgón que sorprende a un sujeto sosteniendo una daga en sus propósitos. 
     Manrique cierra las persianas de su departamento: no desea que lo vean cometer el asesinato.
     Porque así son las ciudades con rascacielos: especulares, espectaculares.





0 comentarios: